Y el problema es que no tengo muchas palabras ahorita. No por ti, o porque no las haya para ti, sí las hay y muchas.
Pero hay muchos puntitos, y todo como lo veo son puntitos, como donde dejas de ver el papel decorado, o los listones y sabes que siguen y siguen en el trozo que se cortó, en el que está en otro lado; como todos los recuerdos, los que se quedan en tu memoria y los que están en algún otro lugar y todos son de diferente color. Y todos son bonitos de alguna manera, porque se juntan y hacen un todo. Y no sé, es que estás en montones de puntitos míos. En los verdes y amarillos de las historias más chistosas y en los rosas de las cosas cursis (y cursi es bonito y sensible y todas las cosas tranquilas que quieres guardar, como los abrazos y los cariños de cabello). Y esos en los que la pintura se mezcló y te dejó con incertidumbre, de todas las cosas difíciles que ocurrieron. Y los del color que me interrumpen las conversaciones internas y me hacen decir en voz alta "por qué hice eso!?" Y lo siento.
Y al final cada uno de los puntitos son sólo una anécdota o algunos una cosa más grande y bonita; pero todos son bonitos porque están juntos.
Sunday, 10 May 2015
Thursday, 26 February 2015
26
Es como que nadie sabe, es más ni tú ni yo, pero llevábamos mucho, demasiado tiempo sentados en un sillón, leyendo las mismas cosas, pensando las mismas cosas, sintiendo cosas extrañamente iguales, y así. Y nadie sabe la magnitud de la similaridad que eran todas esas cosas y sobre todo, nosotros mismos. Y de pronto un día nos vimos y ni cuenta nos dimos que estábamos sentados en el mismo lugar, a pesar de decir lo mismo. Y luego sólo nos vimos bien. Y ni si quiera lo entendimos, sólo nos dimos cuenta de que ahí estábamos.
Wednesday, 25 February 2015
Rizoma
Encontrarse parado en un punto desde el cual se ven varias direcciones posibles, es algo que me da mucho miedo. Me da miedo porque el "hubiera" es algo que me inunda de maneras inexplicables. Para bien o para mal se han tomado decisiones, y donde estoy ahora es la suma de los hubiera que fueron en cada momento. Aun así, cuando regreso a las disyuntivas, a los momentos que fueron decisivos siento el mismo miedo o aún más que en aquel momento, porque ahora sé por lo menos dos de las posibilidades potenciales que caben dentro del mar de opciones. Ese momento en el que al no saber qué hay del otro lado, uno se convierte casi en objeto, ignorante de lo que después cambiará lo que llegará a ser. Saliendo de esa encrucijada, volverá a su forma de sujeto, acumulará experiencias que, a pesar de todo en la próxima parada, parecerán dejarlo a uno detrás volviéndolo otro objeto ante la decisión inminente.
Este tipo de discusiones tengo conmigo misma al recordar cada una de las opciones que se han venido a parar de frente a mí a cada rato. En cada momento, siento el horror de la posibilidad de que en una dimensión alterna, una yo, tome una decisión distinta. Pensar en cada hubiera. Pensar en todos los hubieras que no son el fue.
Es una discusión tonta, lo sé, pero no quisiera por nada cambiar algunas cosas.
Es sólo que a veces si te duermes, después todo siempre cambia.
Este tipo de discusiones tengo conmigo misma al recordar cada una de las opciones que se han venido a parar de frente a mí a cada rato. En cada momento, siento el horror de la posibilidad de que en una dimensión alterna, una yo, tome una decisión distinta. Pensar en cada hubiera. Pensar en todos los hubieras que no son el fue.
Es una discusión tonta, lo sé, pero no quisiera por nada cambiar algunas cosas.
Es sólo que a veces si te duermes, después todo siempre cambia.
Sunday, 28 December 2014
2014 (aún) sin título.
El primer año que recuerdo haber dicho "este es el año más rápido de todos" fue 1998. Yo tenía diez años y justo en ese momento mi percepción del tiempo cambió. A partir de ahí los años se me fueron como agua y de pronto en mis calendarios mentales Diciembre era justo lo que seguía de Septiembre. No recuerdo exactamente como se sintieron los años que siguieron, pero fueron una cosa muy rápida.
Y de pronto al final del 2011, me senté y me pareció que fue el año más loco que viví. Justo en ese momento pensé en ponerles etiquetas a cada uno; la de ese año era impredecible o inesperado. Lo hice sabiendo que en realidad todos los años resultan traer cosas inesperadas, pero especialmente 2011 había sido una retahíla de cosas tan extrañas que siempre creí que nunca iban a pasar.
Al ponerle etiquetas empecé a hacerlo con algunos años anteriores, sólo que en realidad no deben haber sido exactamente significantes porque no las recuerdo, y de la misma forma olvidé ponerle etiquetas a los dos años que siguieron. Creo que 2012 fue lastimoso y 2013 fue algo raro y grisáceo que veo como en cuadro por cuadro. De cualquier forma, todos al igual que el 98, fueron unas cosas que al momento de parpadear se desaparecían 4 meses de un sopetón.
Sucedió que 2014 fue una extraña mezcla de varios años por los que he pasado con un twist. Podría etiquetarlo inesperado. Podría de hecho verlo cuando sea muy viejita desde lejos y creer que fue de mucho más atras que los dosmiles; un año vintage, un año golden age. Pero de las cosas que más señalaría de éste, es que ocurrió en tiempo real, justo como los de antes de 1998. "Por que cuando uno es niño todas las cosas son nuevas y tardan más". Paradójicamente fueron demasiadas cosas para un solo año.
En este año transcurrió toda una vida en un segundo.
Y de pronto al final del 2011, me senté y me pareció que fue el año más loco que viví. Justo en ese momento pensé en ponerles etiquetas a cada uno; la de ese año era impredecible o inesperado. Lo hice sabiendo que en realidad todos los años resultan traer cosas inesperadas, pero especialmente 2011 había sido una retahíla de cosas tan extrañas que siempre creí que nunca iban a pasar.
Al ponerle etiquetas empecé a hacerlo con algunos años anteriores, sólo que en realidad no deben haber sido exactamente significantes porque no las recuerdo, y de la misma forma olvidé ponerle etiquetas a los dos años que siguieron. Creo que 2012 fue lastimoso y 2013 fue algo raro y grisáceo que veo como en cuadro por cuadro. De cualquier forma, todos al igual que el 98, fueron unas cosas que al momento de parpadear se desaparecían 4 meses de un sopetón.
Sucedió que 2014 fue una extraña mezcla de varios años por los que he pasado con un twist. Podría etiquetarlo inesperado. Podría de hecho verlo cuando sea muy viejita desde lejos y creer que fue de mucho más atras que los dosmiles; un año vintage, un año golden age. Pero de las cosas que más señalaría de éste, es que ocurrió en tiempo real, justo como los de antes de 1998. "Por que cuando uno es niño todas las cosas son nuevas y tardan más". Paradójicamente fueron demasiadas cosas para un solo año.
En este año transcurrió toda una vida en un segundo.
Sunday, 7 December 2014
Febreros veinticincos y veintiseises
Ella ilustraba e ilustraba sin parar
aunque en sus fotos eso nadie pudiera mirar.
Él hablaba de todo lo que veía; veía las cosas que nadie más ve
Y éso en sus dibujos muchos no se detenían a escuchar.
Hasta que un día los dibujos de ella y las pláticas de él se encontraron.
aunque en sus fotos eso nadie pudiera mirar.
Él hablaba de todo lo que veía; veía las cosas que nadie más ve
Y éso en sus dibujos muchos no se detenían a escuchar.
Hasta que un día los dibujos de ella y las pláticas de él se encontraron.
Thursday, 13 November 2014
Lo siento, Lynch...
Me da risa. Siempre ando perdida; donde sea. En mis palabras, en las ideas, en las conversaciones, por la ventana... pero, ahora me refiero a que no sé llegar a un montón de lugares en los que he estado muchas veces. No tengo el menor sentido de orientación. Y es que no pongo atención. Mi papá dice, "si vinieras menos tiempo mirando hacia adentro o parloteando..." Pero no es así. Voy viendo hacia afuera, sin ver. Es decir muchas veces veo hacia afuera pensando en lo de adentro. Otras, sí miro cada elemento de lo que hay afuera, pero sin prestar atención al orden y organización de lo que está ahí; sólo veo cada cosa aisladamente, pensando eso que me llama la atención, sin realmente atender a lo que le rodea; sólo es que me absorben algunas cosas.
Jamás podría dar una visita guiada de la ciudad. No tengo la menor idea de como se conectan las calles o cómo es que tal avenida de pronto va a dar (quién sabe cómo) a otro punto. Es algo mágico para mí, el hecho de llegar a otros lugares. Todos los elementos de los que hace mención Lynch, para mí, pasan de noche. Y mucho más si hablamos de que no conozco ninguna de las ciudades de las que habla (vamos, si pusiera los ejemplos de lo que estaba hablando en la ciudad de México, igual no sabría de qué está hablando).
Sólo hay una cosa que me atrapa de todos sus referentes de ubicación: el mojón. Claro, cuando vas prestando atención a cosas sin contexto, el mojón es para tí (y aun así, varios pasan desapercibidos). Pero sé que esto me funciona mejor, porque me pueden dar un millón de señas de tal lugar, calles, delegaciones, colonias, etc. y no tengo la menor pista de qué me están hablando. Pero si alguien tiene la brillante idea de decirme "por donde está la casa azul, abandonada, que te gusta, en una cuchilla, cerca del italiannis" Ya sé donde; tomaré el metrobús, (el que, de hecho sí sé que va por Insurgentes) y me dirigiré hacia el norte, por muchas, muchas estaciones. Posiblemente me distraiga en otras cosas y me pase una estación o dos, pero igual lo tomo de regreso; habiendo recogido uno que otro mojón más dentro de mi limitado repertorio: bien dice mi abuelo que "viajar ilustra".
Jamás podría dar una visita guiada de la ciudad. No tengo la menor idea de como se conectan las calles o cómo es que tal avenida de pronto va a dar (quién sabe cómo) a otro punto. Es algo mágico para mí, el hecho de llegar a otros lugares. Todos los elementos de los que hace mención Lynch, para mí, pasan de noche. Y mucho más si hablamos de que no conozco ninguna de las ciudades de las que habla (vamos, si pusiera los ejemplos de lo que estaba hablando en la ciudad de México, igual no sabría de qué está hablando).
Sólo hay una cosa que me atrapa de todos sus referentes de ubicación: el mojón. Claro, cuando vas prestando atención a cosas sin contexto, el mojón es para tí (y aun así, varios pasan desapercibidos). Pero sé que esto me funciona mejor, porque me pueden dar un millón de señas de tal lugar, calles, delegaciones, colonias, etc. y no tengo la menor pista de qué me están hablando. Pero si alguien tiene la brillante idea de decirme "por donde está la casa azul, abandonada, que te gusta, en una cuchilla, cerca del italiannis" Ya sé donde; tomaré el metrobús, (el que, de hecho sí sé que va por Insurgentes) y me dirigiré hacia el norte, por muchas, muchas estaciones. Posiblemente me distraiga en otras cosas y me pase una estación o dos, pero igual lo tomo de regreso; habiendo recogido uno que otro mojón más dentro de mi limitado repertorio: bien dice mi abuelo que "viajar ilustra".
Friday, 29 August 2014
De safaris olvidados
C: ¨Subrho sabía que él era fácil de olvidar, pero que nunca nadie olvida a un elefante¨ Creo que soy Subrho y no un elefante.
L: Oh. Más bien, la cosa es que el elefante es el que no olvida; y si los que tienen que recordar al elefante no son elefantes, sólo se les olvida siempre todo. Y los elefantes recuerdan a cada una de las personas que pasaron por su jaula en la vida.
C: Todas y cada una.
L: Yo sé.
C: Lo malo... es que no sólo no los olvidan, tampoco olvidan quererlos siempre.
L: Yo sé.
C: Éso sí deberían hacerlo. Pero por eso se alejan, para tratar de olvidar y terminan siendo olvidados y maldecidos a siempre recordar y arrepentirse de tratar de olvidar.
L: Yo soy un elefante, C, y sé que duele. Lo siento.
C: Eres de los que no se olvidan. Yo... un día me perderé entre recuerdos y un vago cuento.
L: No necesariamente. Ni tú ni yo llegaremos a esos absolutos. Y sí nos duelen las cosas que son difíciles de sacar de la mente; y están haciendo ruidos como sobre metal que resuena, recuerdos que dejan salitre. Y nos olviden o no, recordamos cosas que quisiéramos no pensar y fantasmas que no se van.
L: Oh. Más bien, la cosa es que el elefante es el que no olvida; y si los que tienen que recordar al elefante no son elefantes, sólo se les olvida siempre todo. Y los elefantes recuerdan a cada una de las personas que pasaron por su jaula en la vida.
C: Todas y cada una.
L: Yo sé.
C: Lo malo... es que no sólo no los olvidan, tampoco olvidan quererlos siempre.
L: Yo sé.
C: Éso sí deberían hacerlo. Pero por eso se alejan, para tratar de olvidar y terminan siendo olvidados y maldecidos a siempre recordar y arrepentirse de tratar de olvidar.
L: Yo soy un elefante, C, y sé que duele. Lo siento.
C: Eres de los que no se olvidan. Yo... un día me perderé entre recuerdos y un vago cuento.
L: No necesariamente. Ni tú ni yo llegaremos a esos absolutos. Y sí nos duelen las cosas que son difíciles de sacar de la mente; y están haciendo ruidos como sobre metal que resuena, recuerdos que dejan salitre. Y nos olviden o no, recordamos cosas que quisiéramos no pensar y fantasmas que no se van.
Subscribe to:
Posts (Atom)