Sunday 28 December 2014

2014 (aún) sin título.

El primer año que recuerdo haber dicho "este es el año más rápido de todos" fue 1998. Yo tenía diez años y justo en ese momento mi percepción del tiempo cambió. A partir de ahí los años se me fueron como agua y de pronto en mis calendarios mentales Diciembre era justo lo que seguía de Septiembre. No recuerdo exactamente como se sintieron los años que siguieron, pero fueron una cosa muy rápida.
Y de pronto al final del 2011, me senté y me pareció que fue el año más loco que viví. Justo en ese momento pensé en ponerles etiquetas a cada uno; la de ese año era impredecible o inesperado. Lo hice sabiendo que en realidad todos los años resultan traer cosas inesperadas, pero especialmente 2011 había sido una retahíla de cosas tan extrañas que siempre creí que nunca iban a pasar.
Al ponerle etiquetas empecé a hacerlo con algunos años anteriores, sólo que en realidad no deben haber sido exactamente significantes porque no las recuerdo, y de la misma forma olvidé ponerle etiquetas a los dos años que siguieron. Creo que 2012 fue lastimoso y 2013 fue algo raro y grisáceo que veo como en cuadro por cuadro. De cualquier forma, todos al igual que el 98, fueron unas cosas que al momento de parpadear se desaparecían 4 meses de un sopetón.
Sucedió que 2014 fue una extraña mezcla de varios años por los que he pasado con un twist. Podría etiquetarlo inesperado. Podría de hecho verlo cuando sea muy viejita desde lejos y creer que fue de mucho más atras que los dosmiles; un año vintage, un año golden age. Pero de las cosas que más señalaría de éste, es que ocurrió en tiempo real, justo como los de antes de 1998. "Por que cuando uno es niño todas las cosas son nuevas y tardan más". Paradójicamente fueron demasiadas cosas para un solo año.
En este año transcurrió toda una vida en un segundo.

Sunday 7 December 2014

Febreros veinticincos y veintiseises

Ella ilustraba e ilustraba sin parar
aunque en sus fotos eso nadie pudiera mirar.
Él hablaba de todo lo que veía; veía las cosas que nadie más ve
Y éso en sus dibujos muchos no se detenían a escuchar.
Hasta que un día los dibujos de ella y las pláticas de él se encontraron.

Thursday 13 November 2014

Lo siento, Lynch...

   Me da risa. Siempre ando perdida; donde sea. En mis palabras, en las ideas, en las conversaciones, por la ventana... pero, ahora me refiero a que no sé llegar a un montón de lugares en los que he estado muchas veces.  No tengo el menor sentido de orientación. Y es que no pongo atención. Mi papá dice, "si vinieras menos tiempo mirando hacia adentro o parloteando..." Pero no es así. Voy viendo hacia afuera, sin ver. Es decir muchas veces veo hacia afuera pensando en lo de adentro. Otras, sí miro cada elemento de lo que hay afuera, pero sin prestar atención al orden y organización de lo que está ahí; sólo veo cada cosa aisladamente, pensando eso que me llama la atención, sin realmente atender a lo que le rodea; sólo es que me absorben algunas cosas.
   Jamás podría dar una visita guiada de la ciudad. No tengo la menor idea de como se conectan las calles o cómo es que tal avenida de pronto va a dar (quién sabe cómo) a otro punto. Es algo mágico para mí, el hecho de llegar a otros lugares. Todos los elementos de los que hace mención Lynch, para mí, pasan de noche. Y mucho más si hablamos de que no conozco ninguna de las ciudades de las que habla (vamos, si pusiera los ejemplos de lo que estaba hablando en la ciudad de México, igual no sabría de qué está hablando).
   Sólo hay una cosa que me atrapa de todos sus referentes de ubicación: el mojón.  Claro, cuando vas prestando atención a cosas sin contexto, el mojón es para tí (y aun así, varios pasan desapercibidos). Pero sé que esto me funciona mejor, porque me pueden dar un millón de señas de tal lugar, calles, delegaciones, colonias, etc. y no tengo la menor pista de qué me están hablando. Pero si alguien tiene la brillante idea de decirme "por donde está la casa azul, abandonada, que te gusta, en una cuchilla, cerca del italiannis" Ya sé donde; tomaré el metrobús, (el que, de hecho sí sé que va por Insurgentes) y me dirigiré hacia el norte, por muchas, muchas estaciones. Posiblemente me distraiga en otras cosas y me pase una estación o dos, pero igual lo tomo de regreso; habiendo recogido uno que otro mojón  más dentro de mi limitado repertorio: bien dice mi abuelo que "viajar ilustra".

Friday 29 August 2014

De safaris olvidados

C: ¨Subrho sabía que él era fácil de olvidar, pero que nunca nadie olvida a un elefante¨  Creo que soy Subrho y no un elefante.

L: Oh. Más bien, la cosa es que el elefante es el que no olvida; y si los que tienen que recordar al elefante no son elefantes, sólo se les olvida siempre todo. Y los elefantes recuerdan a cada una de las personas que pasaron por su jaula en la vida.

C: Todas y cada una.

L: Yo sé.

C: Lo malo... es que no sólo no los olvidan, tampoco olvidan quererlos siempre.

L: Yo sé.

C: Éso sí deberían hacerlo. Pero por eso se alejan, para tratar de olvidar y terminan siendo olvidados y maldecidos a siempre recordar y arrepentirse de tratar de olvidar.

L: Yo soy un elefante, C, y sé que duele. Lo siento.

C: Eres de los que no se olvidan. Yo... un día me perderé entre recuerdos y un vago cuento.

L: No necesariamente. Ni tú ni yo llegaremos a esos absolutos. Y sí nos duelen las cosas que son difíciles de sacar de la mente; y están haciendo ruidos como sobre metal que resuena, recuerdos que dejan salitre. Y nos olviden o no, recordamos cosas que quisiéramos no pensar y fantasmas que no se van.

Thursday 31 July 2014

Aquí


Colecciones. Sólo vas caminando por ahí, recogiendo cosas interesantes, bonitas, extrañas; con su encanto. Ya sabes, plumas, semillas, fierritos, personas....
Y todo lo guardas en un lugar especial.

La que no era Adele


Cuando tengo cosas que inundan mi cabeza sólo quiero explicarlas, sólo quiero dejar ir toda el agua que empieza a dejarme sin aire. Abro una escotilla y salen los borbotones sin pena, sin reservas. El problema es que cuando uno tiene tantas cosas que decir, del tipo que me sumergen ahora, una que otra inundará al que llegaba sin balsa.  ¿Es mejor aprender a nadar y hacer bucitos hasta que bajen las aguas? Mientras sólo intento aparentar un mar sereno y tropical, uno en el que parece que no hay profundidades abismales llenos de criaturas que asustan; miedos, inseguridades.


Tuesday 25 February 2014

Edvard Grieg y Anexados




Bien. No me puedo sacar el primer movimiento del concierto para piano de Grieg de la cabeza.  La emoción es muy grande. Es como conocer a alguien por segunda vez.  A un volúmen que en mi casa ni loca pondría, y con la velocidad un poco diferente, pero sobre todo, los otros movimientos que no había escuchado.

  Pero, mejor por partes. Como siempre corriendo y con un montón de cosas en la cabeza, pendientes y otras cosas. Y luego llegar, sentarse justo un minuto antes de que se dé la tercer llamada. Con las espectativas a tope y sin el programa a la mano. ¿Qué voy a escuchar?  Lo único que conocía el era el primer movimiento de Grieg, lo demás, ni idea. Ya no hay tiempo de ir a buscar  un programa.

 Primera pieza. Algo oriental, por algunos tonos que dieron las flautas.  Todo lo demás en mi cabeza se va a tomar un descanso, dejándome en paz. Y ahora sólo sonrío ante los tonos que me parecen curiosos o simpáticos. Termina la pieza y todo mundo aplaude, me imagino que está bien, pero la siguiente debe ser de varios movimientos y de seguro voy a aplaudir a la mitad de todo eso. ( ¿no se pueden poner monitos como este :S en un reporte verdad?) Y volteo a ver quién me presta un programa.

   Edvard Grieg. Tengo un CD con el, ya mencionado hasta el cansancio, primer movimiento. Está rayado como en el minuto 10. Y es curioso escuchar algo que en tu mente ya tiene un sonido característico, y que de pronto te lo cambien. No me refiero a lo rayado, sino a que los tiempos son diferentes según el intérprete. Pero me gustó. Es muy diferente “ver” la música que sólo has escuchado hasta ése momento. Y ver qué produce cada sonido y la forma en que se mueven. Y sobre todo, los otros movimientos, con sus finales sublimes. Tengo que buscarlos porque mi CD, dice que lo que sigue ahí es “Claro de Luna” de Beethoven.

  (Intermedio. Todos corren al baño, menos yo porque me ganan el lugar. Los cuates de junto me regalan su programa y soy muy feliz, porque ya no me tengo que parar.)

  Una noche en la árida montaña. Mussorgsky. Mis pensamientos aprovecharon el mar de gente que regresó del baño y se colaron sin boleto. Para mi mala suerte. Pero a grandes rasgos estuvo muy padre.  Ya para entonces estaba poniendo más atención en los músicos que no figuraban en la ejecución por el momento. Son muy curiosos.  El señor del timbal del cabello simpático se recarga en la pared y mueve los palitos ya que no tiene nada que hacer.  El del cello, se saca algo de la bolsa y se agacha después de que se le cayó el arco y los demás cellistas lo voltearon a ver...

La tormenta de nieve. Sviridov. Más bien parecía la narrativa de sucesos dentro de un pueblo, por los títulos de los movimientos. Y lo que más me gustó, fue que, cada uno sí daba la imagen del título.  Pero, un poco aparte, los pequeños papeles me parecen bastante interesantes y me encanta ver a las personas encargadas de ellos. Como el del xilófono. Creí que tenía un papel muy pequeño, porque sonaba muy detrás de los otros instrumentos. Pero justo en eso, hace un barrido de teclas y termina la pieza. Muy inesperadamente.  

  El director saluda a todos los primeros instrumentos y se va. Sin repetición alguna.
Yo tomo a todos mis rollos, que se han colado, de la mano y los guío a la salida, ya nos vamos a la casa. Lástima, ellos también vienen conmigo. ¡Pero Grieg nos acompaña ahora!