Saturday 25 February 2012

El alto vacío

  A veces y (no) sólo a veces, las cabras se van al monte.  En mi caso, últimamente parece que les encanta estar allá.   Cuando escuchas a alguien hablar con tanta elocuencia y, sobre todo, poder tener un comentario ante toda plática puesta en frente de sí, sólo puedes desear que tus cabras vinieran de vez en cuando a visitarte y enterarse de todo lo que pasa al rededor, y poder hablar tantito como estas personas.  Ahora mismo con "estas personas" me refiero específicamente a Nicolás Alvarado.  ¿Qué no tiene en la cabeza?  ¡En verdad!
  La primera vez que lo ví, fue en la filij, iba a reseñar EL Gran Dictador de Chaplin.  Entramos a la sala y él nos dio la bienvenida en la puerta, se quedó parado ahí y luego, viendo que no entraba nadie más, (sólo éramos como seis o siete personas) se acercó a la pantalla y así, comenzó a hablar.  Si es que tenía algo en las manos, dispuesto para distraerme, no lo sé; él, simplemente atrapó toda mi atención. Nunca había oído a alguien hablar tan fluidamente, sin dar vueltas, ni extraviarse de conversación, ni tener que regresar usando el típico: pero para esto... y usar tantas fechas y referencias con orden y sin titubeos... todo de memoria.  Fui su fan inmediatamente, sin saber quién era.
  Y un día paseando con el control remoto, lo ví, era la Dichosa Palabra.  Con eso, me enteré que no era de gratis que hablara tan bien; el hombre es escritor y comunicador y por supuesto, mantiene sus cabras alrededor.

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